Las ansias de palabras quemaban mi garganta, junto con un grupo de mariposas inexistentes que revoloteaban en mi estómago, con tal estrépito que temía que si no decía algo en ese instante él podría llegar a oír su revoloteo. Finalmente tomé valor:- Tan mal me veo- dije de manera irónica. Tenía la manía de esconder mis nervios detrás del sarcasmo....- Princesa (dijo) - . Una sonrisa ilumino su rostro al decirlo.
De pronto dejó de estar nublado, El sol había salido, era él iluminando, él era mi sol, mi sol personal, que nadie podía quitarme...Me acerqué y lo besé. Que bien se sentía estar entre sus brazos, que me tomaban con tanta delicadeza. Me apartó y me pidió que me cambiara, que daríamos un paseo. Corrí a mi habitación y tomé los primeros jeans que encontré, que por suerte eran justo aquellos que me gustaban. Me puse el sweater que me habían regalado mis padrinos en su última visita, en demostración de su cariño y culpabilidad por no visitarme nunca...
Me di una ojeada rápida al espejo para arreglarme un poco el pelo y aplicar un poco de maquillaje a mi cara. Unté labial rojo en mis labios, que era mi detalle personal, y me dirigí a la sala. Estaba apoyado en la ventana con la mirada perdida. Me detuve un momento a observarlo. Su pelo caía perfectamente despeinado, sus ojos color miel estaban más limpios que nunca, su piel tan pálida como el cielo que lo iluminaba y resplandecía...
Era mi amigo, con el que había vivido tantas cosas, el que me conocía más que nadie, al que ahora quería el triple y más. Suspiré. Se enderezó a mirarme y sonrió....
Ahí estaban esas mariposas de nuevo, aparentemente negándose a abandonarme. Tomamos nuestros abrigos, salimos de la casa y nos adentramos en la lluvia, que caía suave y lentamente. Entrelazamos nuestras manos y caminamos......
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